RENOVABLES Y CONSENSOS


La competencia de intereses, surgida como consecuencia del despliegue de las energías renovables, se agudiza en el momento de repartirse las tajadas de un pastel cada vez más grande: los defensores de las energías renovables, que a pesar de todo ven la economía energética convencional como punto crucial de suministro energético, interpretan el cambio de tono como una señal de disposición a la cooperación; los productores de instalaciones generadoras de energías renovables obtienen pedidos de los consorcios energéticos y se convierten en socios comerciales; los institutos de investigación para energías renovables entretanto obtienen también encargos para estudios de las compañías energéticas más importantes; los gobiernos invitan a reuniones de consenso en las que deben tratarse la coexistencia y cooperación de las energías convencionales y renovables, así como la delimitación recíproca de pretensiones. A muchos de los defensores de las energías renovables, que durante mucho tiempo se encontraron en un rol de marginados despreciables, les parece que esto es un gran avance. Y como el consenso siempre es más agradable que el conflicto, de aquí también resulta una disposición al compromiso práctico en el que a menudo se rebasa de improviso el límite invisible en el que finaliza el hecho de comprometerse y comienza el de verse en un compromiso.

Todo esto es típico en las fases de transición en las que todos los participantes deben amoldarse a una situación nueva y muchos esperan encontrar un consenso que les aporte determinadas seguridades. En esta situación no todos pueden o quieren pensar en el desarrollo global. Aunque un consenso puede ser muy útil y constructivo, también puede llegar a paralizar. La pregunta que hay que plantear siempre debe ser: “consenso para qué y con quién, y quién tiene la sartén por el mango”. Un consenso de todos los afectados por el cambio de forma muy divergente, irremisiblemente conducirá a una deceleración. ¿O un consenso entre aquellas fuerzas que persiguen un mismo objetivo aliándose para conseguirlo?. Un consenso de todos los afectados para un cambio energético rápido solo sería imaginable si el objetivo perseguido ofreciera una perspectiva “win-win” (todos vencedores). Esta promesa a menudo es expresada por aquellos que desean eludir los conflictos necesarios. No obstante, en la reorientación hacia las energías renovables es objetivamente imposible llegar a una situación “win-win”. (Herman Scheer- El imperativo energético, 2011)

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