LA LEY EÓLICA SE VACÍA: CAMBIADOS 21 ARTÍCULOS DE LOS 29 Y SIN DINERO PARA LA COMPENSACIÓN POR LOS IMPACTOS

Plenercan y Ley Eólica: una farsa a la carta
Plataforma para la defensa del Sur de Cantabria

No hace mucho, al aprobarse el PLENERCAN 2014-2020, que ahora ocultan tras el nombre de Plan de Sostenibilidad (PSEC 2014-2020), denunciábamos que el gobierno actuaba con nocturnidad, alevosía y prisas e incumplía imperativas normas legales, en especial referidas a la información y participación política ciudadana que impone el esencial y vinculante Convenio de Aarhus; políticos, Fiscalía y bancos no parecen ver la participación como exigencia legal para “fortalecer la democracia en la región” y ser “garantía del derecho ciudadano a tomar decisiones en asuntos medioambientales y a proteger el derecho a vivir en el medio ambiente adecuado para la salud y el bienestar de todos”. No entienden que sólo con participación puede haber democracia.
El Plenercan aprobado, además, modifica lo sometido a información pública, no tiene previa planificación genérica (PROT, Plan eólico, Ley del Paisaje, incumplimiento de la del Suelo,…), se apoya en la Ley 54/1997, Sector Eléctrico, no en la 24/2013 vigente, que exige abandonar la planificación 2012-2020 y adaptarse al escenario de crisis, sabiendo que “el apoyo a las energías renovables, se sostiene en oscuros intereses privados y de Administraciones, grupos políticos, sindicales y no gubernamentales, dificultando la defensa de las posiciones de las comunidades locales” y, pese a ello, potencia oscuramente la eólica, que tiene en trámite 794,12 Mw, que superan los 707,4 del PSEC y, sumados a los suspendidos por sentencia del TSJC, 2.055,62, algo que es desorbitado, canalla e inasumible.
Gravísima inseguridad jurídica que resolverán los Jueces y una dolorosa farsa que se agrava con la Ley 7/2013, de aprovechamiento eólico de Cantabria y, aun más, con el clandestino artículo 17 de la Ley 7/2014, de acompañamiento de los Presupuestos, que anula o cambia radicalmente, privándolos de contenido social, veintiuno de los veintinueve artículos y dos disposiciones (adicional y final) de la primera, propiciando adjudicaciones a dedo y, más grave, que los adjudicatarios no aporten ni un solo euro para el muy publicitado y vacío Fondo de Compensación Ambiental que, se decía, aliviaría el daño que se causara a los afectados por los parques; no se va a exigir a las empresas ninguna aportación compensatoria socio-cultural, ambiental o económica,…
Es una burla decir, como hace el Gobierno, que la eólica es “una actividad más en el medio rural y contribuye a la creación de empleo en las zonas más desfavorecidas del territorio y a la fijación de población en el entorno” y que “mejore las condiciones de vida  y bienestar de la población que vive en el mundo rural”, pues no crea empleo en el medio rural, que es sólo receptor de daños, perjuicios y graves impactos sobre la salud de las personas (ruido del giro mecánico y el roce del viento, ultrasonidos, lantánidos, daños que dependen de las zonas geográficas y el exceso de instalaciones, “esbatimento” o “efecto discoteca”, sombras de la luz solar proyectada sobre los aerogeneradores, ráfagas lumínicas por la noche,...), al tiempo que, en nuestro caso concreto, rompe la alta conectividad ecológica de los valles del Sur en el Gran Corredor ecológico Sierras del Norte de Portugal-Cordillera Cantábrica-Pirineos-Macizo Central-Alpes Occidentales, corredor fundamental para la preservación de la diversidad genética y daña valores medioambientales, altísimos en los valles del Sur.
Puso la guinda a la farsa Ignacio Diego al informar en los medios -y a nadie más- que “ya hay proyectos para parques eólicos”, sin profundizar, “sin embargo, en el estado de tramitación en que se encuentran estos proyectos, ni en la cantidad y tampoco en su contenido”, algo respecto a lo que, tras muchos esfuerzos y aún ninguna fotocopia, hemos podido comprobar que, en aquel momento, era rigurosamente incierto, pues no había ninguna solicitud nueva en trámite, sino simplemente los estertores de una muy vieja, de 2008/9, de la vasca Koly Green Company, S.L., denegada siempre.

Otro día explicaremos cómo, coincidiendo en el tiempo con la aprobación de los recortes de la Ley 7/2013, de aprovechamiento eólico, los últimos días de 2014, un viejo conocido del gobierno y nuestro, Biocantaber, S.L., tras la que se esconde Iberdrola, adjudicataria ya en el anulado concurso eólico, presentaba otra vez sus proyectos en el Registro de las nuevas y flamantes oficinas de la  Consejería de Industria, las mismas que ocupara Apia XXI hasta fracasar y ser, dicen, muy bien indemnizada con dinero público. Sorprendente e ilegalmente, de ello no ha alardeado aun en público el presidente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario